Me diagnosticaron presión arterial alta en 2013 a los 21 años. Me dieron medicamentos pero poca información sobre los efectos adversos de no cumplir con las pautas médicas. Con el tiempo hice caso omiso de mi condición al no tomar mis medicamentos, aumentar de peso y estresarme por mis estudios de derecho. Pensé que era demasiado joven para tener efectos negativos. Como muchos sierraleonenses, no tenía un médico personal, lo cual fue una de las principales razones por las que mi condición no fue monitoreada. Tu salud es tu responsabilidad. No hubo sensibilización de los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares para advertirme sobre la importancia de realizar chequeos médicos frecuentes. Nueve años después, sufrí un derrame cerebral hemorrágico.

Después de sufrir un derrame cerebral hemorrágico, me llevaron de urgencia al hospital donde estabilizaron mi presión arterial. Sin embargo, mi brazo y pierna del lado izquierdo, habían dejado de funcionar. La depresión me golpeó tan fuerte que no podía pararme ni moverme y cuando me senté, tenía mucho dolor. Empecé con fisioterapia intensiva en un hospital local, donde aprendí a caminar de nuevo, poco a poco. Doy gracias a Dios por la atención especializada y a mi familia que ayudó a garantizar que una buena calidad de vida sea posible después del accidente cerebrovascular. La atención hospitalaria y la fisioterapia para los supervivientes de los accidentes cerebrovasculares son buenas para aquellos que pueden permitírselo, lo que me hace preguntarme por qué los servicios de prevención no tienen un estándar similar, para prevenir el accidente cerebrovascular en primer lugar.

Soy vicepresidente de la Asociación de Accidentes Cerebrovasculares de Sierra Leona, una ONG local compuesta por sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares y cuidadores, incluidos aquellos que viven con ENT, como hipertensión, diabetes y enfermedad renal. Nuestra misión es erradicar los accidentes cerebrovasculares en Sierra Leona mediante la sensibilización y la incidencia por la prevención y atención. En mi país muchas personas creen que el accidente cerebrovascular es un ataque de brujería y por lo tanto, buscan atención de curanderos tradicionales y pastores, lo que a menudo, conduce a la muerte. Este también es el caso de las personas que viven con una variedad de otras ENT. La gente sólo acude a los hospitales como último recurso, momento en el que ya es demasiado tarde.

A través de mi trabajo con la Asociación de Accidentes Cerebrovasculares de Sierra Leona, he aprendido mucho sobre los desafíos que enfrentan otras personas que viven con ENT en lo que respecta a la prevención. En primer lugar, para la mayoría de las personas que viven con ENT, el tratamiento suele ser demasiado costoso, por lo que las personas no se adhieren a su medicación o no buscan atención médica para sus síntomas. Se evitaría tanto dolor si hubiera más conciencia y mejor seguimiento por parte de los proveedores de salud para monitorear y brindar atención a aquellos que corren mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

Me siento honrado de haber hablado ante el ministro y viceministro de Salud durante la apertura del área de Accidentes Cerebrovasculares en el Hospital Connaught, sobre las iniciativas a implementar para consolidar la prevención y la atención de los accidentes cerebrovasculares y otras ENT. Creo que hay esperanza, sin embargo, las y los tomadores de decisiones deben actuar y nosotros, las y los activistas debemos continuar alzando nuestras voces.

Hago un llamado al gobierno de Sierra Leona para que fije el precio de los medicamentos a un precio asequible, aumente el equipo para diagnósticos y garantice el acceso a medicamentos de buena calidad. Hago un llamado al público, para que lleve a las personas que se enferman a los hospitales en lugar de a las y los curanderos tradicionales. Hago un llamado a las y los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares para que disipen los mitos y el estigma social con respecto de las ENT y a las y los responsables de la toma de decisiones para que promuevan la concientización y las políticas y prácticas que promueven la salud en nuestras comunidades.